miércoles, 29 de julio de 2009

Baños árabes en el centro de Madrid

El día era el más propicio, tras unas semanas de nervios, miedos, incertidumbres, al fin se desató la tormenta, para luego pasar a una calma, tensa. Por eso era el día propicio, porque volver al Medina es siempre una manera de relajarte, de desconectar. Supongo que me encanta ir porque me recuerda tanto al Hamman al que íbamos en Damasco... Y durante dos horas sólo tienes que preocuparte por una cosa: dejar la mente en blanco.

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