sábado, 21 de noviembre de 2009

Audrey en la piel


Elegante. Serena. Chic. Seductora. Dulce. Quién no querría ser como ella. Aunque sólo fuera por un minuto. Por un segundo, quizá. Ponerse en su piel y sentir, un instante, ese charme que regalaba a cada paso, ligero; en cada movimiento, frágil; en cada sonrisa, adorable.

Yo, he de confesarlo, soy fanática empedernida. Y conste que no soy mitómana fácil. Pero ella me cautivó y, en el fondo, de alguna manera, me gustaría ser un poco Audrey.

Quizá, si consiguiera uno de los más de treinta modelos de alta costura pertenecientes a Audrey Hepburn que se subastan dentro de unos días en Londres, lo tendría más fácil. Pero cada vestido puede rondar los 23.000 euros. Y yo no puedo pagarlo. Y, en cualquier caso, "aunque la mona se vista de Audrey, mona se queda".

Habrá que seguir soñando.

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